Una de las tantas críticas que se hacen al psicoanálisis es que “olvida” el cuerpo, que no incluye el cuerpo en sus análisis. Se trata de críticas equivocadas basadas en el desconocimiento ya que desde el nacimiento mismo del psicoanálisis Freud toma en cuenta el cuerpo en la histeria. Justamente se trataba de síntomas conversivos en el cuerpo a los que la medicina no podía dar respuesta. Descifrando los síntomas conversivos en el cuerpo a través del lenguaje, de la interpretación, esos síntomas desaparecían.
Hace un tiempo ya, que se han puesto en boga las llamadas “terapias corporales” las que se supone que tratan el cuerpo “dejado” de lado por el psicoanálisis. Suponen que actúan sobre la hiancia dejada por el psicoanálisis. Pero no toman en cuenta que son terapias basadas en el significante, en el lenguaje, que actúan sobre el cuerpo a través de frases que manipulan el cuerpo, de órdenes verbales, etc.
Es por estas razones y atendiendo a esas falsas críticas que me parece sumamente atinado la realización de este coloquio cuyo tema central es el cuerpo.
En primer lugar voy a referirme a un aspecto especial del cuerpo: a su envoltura. Con envoltura me refiero al vestido y en particular a la moda.
Para este fin tomaré los registros del cuerpo, registros imaginario, simbólico y real establecidos por Jacques Lacan. El imaginario tiene que ver como indica su nombre con la imagen del cuerpo que el sujeto cree tener y que cree dar a ver; el cuerpo libidinal o cuerpo erógeno o “sustancia gozante” es su registro real . Y está claro que ambos registros no se dan sin el registro simbólico porque nuestro cuerpo, el cuerpo humano está atravesado por el lenguaje.
No me referiré a estos aspectos en profundidad. Recordaré algunas nociones muy generales para posteriormente referirme a la vestimenta, a sus funciones y a la moda.
Es necesario aclarar que el cuerpo es diferente del organismo Éste es el objeto de la medicina: su fisiología, su funcionamiento. Y ése no es nuestro tema. Pero el cuerpo abarca otros aspectos evidentemente basados en el organismo.
¿Cómo se va constituyendo ese cuerpo? Explicaré algunas nociones.
Al principio de la vida, el bebé sólo tiene sensaciones propioceptivas parciales, imágenes parciales, del cuerpo.
A partir del estadio del espejo, que Jacques Lacan sitúa aproximadamente entre los 6 meses y el año y medio, podemos decir que la imagen del cuerpo constituye una prótesis que unifica todas esas sensaciones parciales a través de una Gestalt, es decir todas las percepciones propioceptivas, sensoriales parciales, se unifican en la imagen totalizadora del cuerpo. Es importante remarcar que el niño ve la imagen completa del cuerpo en el espejo o sea invertida y también en la mirada de la madre o de la persona que realiza esa función. Ese Otro que lo mira donde él se mira, también le habla y podemos suponer que le dice: “Ese eres tú.” Y he ahí un reconocimiento necesario que pasa por la imagen y la palabra. Esa fragmentación primaria del cuerpo no desaparece, queda contenida en la Gestalt pero puede aparecer en los síntomas, y en los sueños y en la percepción fragmentada del cuerpo en la psicosis. Lacan atribuye esta fragmentación al efecto del lenguaje sobre el cuerpo y no sólo a la maduración humana tardía.
Pero “lo más sustancial del cuerpo no es ni la unidad imaginaria ni el recorte significante sino el que condensa su valor erótico”[1](1), nos dice Colette Soler. Es lo que Lacan ha llamado
(1) Colette Soler : L’encorps del sujeto .- Curso2001-02. Formation clinique du Champ Lacanien. – Librería Xoroi ( en castellano)
sustancia gozante que en términos freudianos sería el cuerpo erógeno o libidinal.Freud ya había escrito sobre el cuerpo libidinal o erótico tomando en cuenta las zonas erógenas: oral (pecho), anal (heces)
Lacan agrega a esas zonas erógenas, a las que él llama bordes del cuerpo, otras dos con sus objetos: la mirada y la voz. Objetos que tienen que ver con el deseo y no con la demanda como son los objetos oral y anal. Y Lacan nos dice que cuando hablamos de cuerpo erógeno nos estamos refiriendo al cuerpo como sustancia gozante, repito.
Pero hay también otro cuerpo menos sustancial, es el cuerpo simbólico, el Otro, “cuerpo incorporal que incorporándose le da un cuerpo” (2) y produce marcas.
Cuando decimos que el cuerpo humano está atravesado por el lenguaje no queremos decir que se trata de una especie de placa que va poniendo nombres al cuerpo, sus partes y sus órganos. No, no se trata de eso. El organismo viviente sólo entra en lo simbólico a sus expensas o sea el lenguaje mortifica al cuerpo pero hay algo que no es fácil de domesticar: es el falo. Se escapa, aparece en distintas formaciones. Ejemplo de estas formaciones pueden ser distintas partes del cuerpo o de sus vestimentas que se falicizan (es clásico pensar en los zapatos de tacón y en las medias negras con liguero), es decir que adquieren un valor agregado erógeno destacándose entonces del conjunto del cuerpo, adquiriendo entonces un valor fálico.
una esencia-superficie, sino, él mismo la proyección de una superficie.” (3)
La ropa, los vestidos pueden tomarse como una segunda piel. Así lo dice Rosine Lefort en su libro “La robe”. Y hace referencia a San Bartolomé que es el santo de los curtidores, los trabajadores de los cueros y las modistas. San Bartolomé sufre un martirio y lo desollan y es común verlo en iconografías, en las representaciones pictóricas con la piel en el brazo como si se tratara de una vestimenta.
lenguaje.
(2)Jacques Lacan: Psicoanálisis- Radiofonía & Televisión. Editorial Anagrama
(3) S.Freud : El yo y el ello.- Cap.II .- TomoXIX.- Editorial Amorrortu[1]